"Sancho, con la Iglesia hemos dado"
El inmenso Cervantes ya lo dijo en el siglo XVI por boca de su Alonso Quijano: “Amigo Sancho, con la Iglesia hemos dado”. Más de cuatro centurias más tarde, con la llegada por tercera vez de la democracia a Ítaca, el ateo no practicante medio cayó en la debilidad de pensar que aquellos señores de negro y sotana, a trancas y barrancas acabarían por abrazar el Estado de Derecho y acatar el respeto al ser individual. Vamos, que se dedicarían a cuidar de su menguante y deficitario rebaño de fieles y oficiantes y a prepararles oportunamente para la “otra” vida. Tipos como aquel Tarancón, los curas obreros y los teólogos de la Liberación indujeron ingenuamente a pensarlo. De hecho el agónico siglo XX no permitía augurar nuevas aventuras totalitarias a sangre y fuego y de la mano de religiosos, fascistas y militares. Al menos en nuestra isla, ¡ojo! Pero 30 años después de aquel día en que murió el tipo del bigote y voz aflautada la iglesia católica itaqueña, en plena era de la multiculturalidad, ha decidido que no acepta las leyes del juego democrático y que o jugamos con sus reglas, misa incomprensible en latín incluida, o los “antidemócratas” y los “laicos radicales” son los otros. Pero como ya predijo hace décadas vuestro héroe pseudohomérico cuando aún la religión era un tema de conversación estimulante por aquello de haber podido haber elegido Ética en el instituto, la propia democracia será la cuerda con la que se ahorque tanto integrista. ¿Es que aún no se han dado cuenta de que tienen las bodegas vacías y que así en plan Ayatolá tardofranquista no se van a comer un colín? ¿Que la libertad de pensamiento implica la libertad de decirles que hace ya más de 30 años que se les acabó el chollo? Y aviso para navegantes, éste ateo pasota llamado Odiseo le tiraría los trastos a Afrodita, a su colega romana Venus y a Eros si se ponen a tiro e incluso en ménage à quatre, pero de tener que verme obligado a elegir confesión para no ser pasado por las armas laicas al amanecer, éste marino trotamundos emigraría a las filas de Lutero. Allí, follar, hasta con mujeres curas, está bien visto, y mientras el cuerpo aguante, que nos quiten lo bailao. A efectos prácticos, además, es menos estresante sin tanto santoral y aledaños. Señores obispos, si es que incitan ustedes al anticlericalismo en pleno siglo XXI. Gracias, por cierto. Y queridos Antonio María Rouco, Antonio Cañizares y Agustín García Gasco, prebostes delegados en Ítaca de esa empresa privada y de estructura poco democrática llamada Iglesia Católica S.A., que sepan ustedes que por lo que a mí respecta se han puesto ustedes a la altura del señor Ahmadineyad y de su colega George Bush, es decir, del betún. Ahora que lo digo, por cierto, me acabo de dar cuenta de que estos dos impresentables han sido elegidos en las urnas. Ustedes, ¡NO! A seguir bien.
Posdata: Mis queridos muchachos del PP, os recuerdo una cosa que decía mucho mi abuelo el oficial republicano: dime con quién andas y te diré quién eres. Recordad que aparte de los antes citados, en esta tierra anclada ya en democracia –lo siento- andan tipos de sotana como Ricardo Blázquez, Carlos Amigo y Lluis Martínez Sistach, que se niegan a luchar contra la Constitución. La de todos. La de los creyentes, católicos, protestantes, musulmanes, budistas… y no menos la de los no creyentes. ¿Sólo ellos se han dado cuenta de que acabaremos siendo mayoría?
Odiseo.